PREPARANDO EL CAMINO: RUTINAS, NORMAS Y LÍMITE                                                 

 

  A educar nadie nos enseña, y es algo que nos crea inquietud. ¿Lo haré bien? ¿estoy preparado para ser ejemplo? ¿tengo ganas y capacidad de ser autoridad?… Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, pero cómo hacerlo? Por desgracia no existe un manual definitivo porque cada uno somos de una manera, cada familia crea sus propias normas y, cada hijo, es distinto a los demás. Además, ser padres nunca ha sido tan difícil como ahora, porque nunca como ahora los niños han tenido tantos peligros, tantas ventanas abiertas por donde recibir todo tipo de información (tv. Internet, móviles…). También ahora tienen más oportunidades que nunca.  Por otra parte, los padres también tenemos más información que nunca, lo cual a veces, tampoco es positivo. Si tu hijo no duerme bien qué haces…Duérmete niño que te arrullo…?

Algo está claro según los psicólogos:  los niños necesitan pautas claras y definidas para poder crecer seguros, necesitan un referente o modelo que les enseñen cómo actuar y resolver obstáculos.

Para convivir toda sociedad necesita unas normas. La familia constituye el primer grupo social al que pertenece el niño, en el que aprende a convivir.

Somos seres sociales, y no existiría la convivencia social sin la existencia de normas. La familia es una pequeña sociedad en la que los niños “entrenan” para la vida en sociedad. No es posible sustentarlos sólo en el amor, que es imprescindible, se necesita también normas y respeto.

El establecimiento de rutinas, normas y límites en el contexto familiar supone uno de los factores de protección más significativos para reducir la probabilidad de aparición de conductas de riesgo, tanto en la infancia como en la adolescencia. El papel de los padres en este ámbito se centra en establecer y aplicar unas normas claras, pertinentes y razonables. El abanico de posibilidades a la hora de inculcar esas normas en nuestros hijos abarca desde la total permisividad hasta un control absoluto. Entre un extremo y otro existe un modelo que deja espacio para la libertad, y que supone educar a los hijos en la capacidad para tomar decisiones y para actuar de forma responsable ante los diferentes retos de la vida cotidiana.

Las normas y los límites son fundamentales porque:

  • Otorgan a los hijos sentimientos de seguridad y protección.
  • Los hijos van creando sus propios referentes y van adquiriendo unas pautas de lo que es y no es válido
  • Ayudan a lograr una convivencia más organizada y promueven el sentido del respeto hacia los demás y hacia uno mismo.
  • Preparan a los hijos para la vida en una sociedad que se rige por restricciones y obligaciones.
  • Ponen normas y límites al comportamiento de los hijos les ayuda a desarrollar, de forma progresiva, la tolerancia a la frustración, es decir la capacidad para poder asimilar el sentimiento de frustración que provocará el hecho de que no siempre les salgan las cosas como les gustaría.

El espacio de libertad en el que pueden moverse los hijos está condicionado por dos aspectos fundamentales:

  • La edad: a medida que los hijos crecen madurativamente, el margen de libertad ha de ser mayor.
  • El comportamiento: Conforme los hijos se comporten de forma responsable y tomen decisiones adecuadas es preciso ampliar el espacio de libertad. Por el contrario, éste ha de restringirse cuando las decisiones no sean las correctas o cuando el niño/a se muestre irresponsable.

Podemos dividir las normas en:

  • Fundamentales: Tienen que ser pocas, muy claras y de cumplimiento obligado e innegociable.
  • Importantes: Deben ser poco numerosas y muy claras, pero son más matizables en función de las circunstancias, algunos aspectos pueden negociarse.
  • Accesorias: Regulan los aspectos más circunstanciales de la vida doméstica. En muchas ocasiones pueden negociarse sin afectar gravemente al funcionamiento familiar

Para favorecer el cumplimiento de las normas que se establecen en la familia, debemos tener en cuenta que éstas deben ser:

  • Realistas: han de ser posibles de cumplir y estar ajustadas a la realidad, la edad, habilidades y grado de maduración de los hijos.
  • Claras: Los hijos deben saber exactamente qué es lo que se espera de ellos.
  • Consistentes: la aplicación de las normas debe ser aproximadamente la misma, independientemente del estado de ánimo, de la presencia de otra persona, de las ocupaciones de ese momento.
  • Coherentes: Los padres deben tener muy claras cuáles son las normas que consideran oportunas y necesarias, así como la importancia que estas tienen para ellos.

En los 3 primeros años de vida esto se consigue gracias a los rituales o rutinas.

  • Si nosotros acostumbramos al niño a que siga siempre una secuencia de acción(con la comida, con el baño, con el juego) es más fácil que participe en ella de principio a fin, aunque estas secuencias cada vez se vayan haciendo más complejas.
  • Es importante ser lo más repetitivos posible en estas rutinas
  • El niño no capta el mensaje que nosotros le verbalizamos, pero sí el tono emocional del mismo

 

 

PAUTAS PARA ESTABLECER LA NORMAS EN LA FAMILIA

 

Pensar en la norma: Si los padres ya han evaluado la necesidad de la norma, es necesario que sea de común acuerdo. Es conveniente que los padres analicen conjuntamente el comportamiento que se quiere implantar.

Pueden servir de guía las siguientes preguntas:

  • ¿Qué comportamiento queremos tratar?
  • ¿Cómo deben actuar para cumplirla?
  • ¿Cuándo entra en vigor la norma?
  • ¿Cuándo se aplican las consecuencias?
  • ¿Cuáles son las consecuencias del cumplimiento?
  • ¿Cuáles son las consecuencias del incumplimiento?

Comunicar la norma: Es importante buscar un momento adecuado para hablar con ellos y explicar por qué es necesaria esa norma. También las consecuencias positivas que se derivarán de su cumplimiento o las consecuencias negativas en caso de incumplimiento.

 

 

Puesta en marcha: Es el momento de mantenerse firmes, pero colaboradores, animando en el cumplimiento y destacando los avances y éxitos. Aplicando las consecuencias previamente establecidas. Revisión y evaluación: La asunción de las normas y su cumplimiento por parte de los hijos requiere la concesión de un margen de tiempo

LOS NIÑOS NECESITAN PADRES

AMOROSAMENTE FIRMES

 

 

 

CHARO CASTELLS

C.E.I. MAMÁ PATO