La tarea de crear hábitos o establecer normas en casa no siempre es fácil y requiere que seamos constantes, firmes, perseverantes… Sin embargo hay algunas estrategias que nos pueden ayudar como puede ser adelantarnos a sus conductas, proponerles retos, utilizar rimas o canciones, o hacerlo mediante juegos si se puede.

Os proponemos algunos juegos.

JUEGOS PARA RECOGE

El secreto para conseguir que sean ordenados es hacer del orden un juego en sí.

Os proponemos varias estrategias para ello

Por ejemplo, dedicando una tarde a la semana a clasificar los juguetes. Podemos ayudarlos, por supuesto, pero hay que dejar que sean ellos los que decidan el lugar de cada cosa. Podemos utilizar contenedores tipo cajas,  son muy útiles en esta labor. Preparamos cajas  decoradas de forma distinta, incluso podemos pegar imágenes de lo que vamos a guardar en cada caja. Será divertido comenzar a separar los juguetes mezclados con las prisas del día a día y para él se convertirá en un divertido juego, casi un pasatiempo a resolver: poner en un lado muñequitos pequeños, en otro coches, más allá animales, peluches y todo lo que crean que se puede separar en “familias” hasta organizar cada cachivache que nos encontremos.

Si no quieren hacerlo, podemos retarles: ¡a ver quién guarda más coches!

O podemos hacer que nos equivocamos para que ellos nos corrijan: “los animales van aquí, ¿Verdad?” y los ponéis en la caja de los coches… Seguro que os dicen Nooooo

Una vez que se acostumbren a esto, será muy provechoso que ayude en casa con todo lo relacionado con la clasificación de objetos en las tareas más cotidianas: separar la ropa limpia de cada miembro de la familia para guardarla o la sucia en ropa blanca y de color, ordenar la compra en la despensa, clasificar la basura para reciclar, organizar los armarios (incluido el suyo)… todo lo que se nos ocurra que sirva para que colabore en los quehaceres de la casa y además le sirva como “juego” para aprender a ser ordenado.

Le encantará ser responsable de estas tareas y se sentirá “mayor” mientras las hace. Los niños se sienten estimulados y valorados cuando ven que confiamos en ellos y los tratamos como “niños grandes”.

Os sorprenderá cómo estas ideas despiertan sus ganas de “tener todo en su sitio” y las traslada a sus cosas más personales.

JUEGOS PARA  HÁBITOS DE ALIMENTACIÓN

¿QUIÉN PONE LA MESA?

Pide a tu peque ayuda para poner la mesa: “Necesito a alguien muy fuerte para sacar las servilletas a la mesa ¿tú podrás hacerlo? Nooo, no tienes tanta fuerza…” Seguro que te dirá  que sí puede hacerlo y te ayudará. Puedes ir retándole a que saque cada día más cosas.

Si es un poco reacio, antes de empezar  a poner la mesa, deja en ella alguna pequeña sorpresa que pueda recoger a modo de premio si lleva cosas a la mesa: un juguete de los suyos preferidos para jugar después de comer, una vela encendida para que la apague…

YO COMO SOLITO

Es muy importante que el niño relacione la hora de comer como algo divertido, necesario y donde puede hacerse mayor y demostrarlo.

Piensa en una comida que no le guste demasiado. Si no es muy complicado podéis prepararla juntos. Luego, todos juntos en la mesa, mamá dirá el nombre de alguno de los comensales y este deberá probar una cuchara de la comida, cuando les toque a los papás deberán decir de forma exagerada un «mmmmmmm, ¡qué rico, qué bueno!». Cada uno debe comer solito de su plato, sin tenerle que ayudar. Y de postre piensa en algo de premio que no sea chuchería ni bollo.

JUEGOS PARA LA HORA DEL BAÑO

¡Al baño sin lágrimas!

Para muchos padres, el momento del baño es una lucha diaria, al niño nunca le apetece dejar sus juegos para meterse en la bañera, pero debe entender desde pequeño que una buena higiene es fundamental.

Antes de comenzar el juego, compra una esponja nueva para cada miembro de la casa (al empezar un juego debe haber un elemento innovador para captar la atención del niño). La de tu hijo, por supuesto, será la más vistosa y bonita. También hará falta un dosificador de gel y todos los útiles necesarios para la ducha: toalla, peine, etc.

Aprovecha un momento en el que esté toda la familia reunida para repartir las esponjas nuevas y pídeles que “salten de alegría” ante el regalo. Ese mismo día hay que utilizarla por primera vez. Dile a tu hijo que el juego es muy difícil y que hay que saber cómo limpiarse para llevarlo a cabo. Por ejemplo, ¿qué lavarse primero? Tu hijo contestará algo. Si no es apropiado (por ejemplo, las orejas), nunca le corrijas; añade: “Sí, pero antes toca lavarse las manos. Las orejas lo último”.

Si hay un hermano mayor duchándose con él podrá ir haciendo lo mismo que el niño: “¡Ahora tocan los pies!”. A cada frase que diga uno, hay que aplaudir y reír. Se sigue así con cada parte del cuerpo hasta que tu hijo esté duchado y vestido. Hay que intentar que haga el máximo de cosas solo: lavarse, vestirse, peinarse… aunque dependerá de la edad del niño.

Y, como siempre, prémialo cuando veas que consigue hacerlo él solito y sin rechistar.

JUEGOS PARA DORMIR

Los peluches son juguetes afectivos especialmente buenos para enseñar a los pequeños hábitos y rutinas. Por ejemplo: podemos utilizar el peluche o el muñeco favorito de nuestro hijo como elemento educativo.

Si nos llevamos el juguete de paseo, al baño, le damos de cenar y lo acostamos, nuestro bebé crecerá y aprenderá el ritual del sueño jugando. Después asumirá nuestro rol y cuidará él solito de su muñeco, repitiendo uno a uno todos los pasos que le hemos enseñado que conforman la rutina del sueño.

OTROS JUEGOS

«LA CAMPANA NOS LLAMA»

Objetivo: Lograr que los niños atiendan a vuestras indicaciones de forma positiva, acudiendo a nuestra primera llamada, con lo que obtendremos constancia.

Muchas veces necesitamos llamar a nuestro peque hasta “70 veces” para que nos hagan caso. Una estrategia para conseguir que nos haga caso a la primera, puede ser utilizar algún objeto tipo silbato o campana. Si una campana te parece demasiado hazte con un objeto sonoro similar o más suave, y hazlo sonar para avisar a los niños de que es hora de sentarse a la mesa. Tendrás que inculcarles que al oír el sonido deben acudir con las manos limpias y sentarse cada uno en su lugar con su servilleta.

No uses el lenguaje verbal. Es parte del juego.

Si quieres hacerlo más divertido que cada miembro de la familia elija un instrumento y que lo haga sonar el día que le toca avisar para la cena.

VAMOS DE PASEO

 Muchos de vosotros nos contáis que ir por la calle con ellos es complicado, no quieren ir de la mano, salen corriendo…

Antes de salir de casa podéis ofrecerles alternativas:

  • A quién quieres darle la mano hoy, a papá o a mamá? Hacerlo a modo de juego, por ejemplo, si dice mamá, mamá dice no, no, no, conmigo no, yo no te doy la mano (entre risas, haciéndole cosquillas…) Salís a la calle e intentará coger la mano de quien haya elegido, continuar un momento con el juego y al final continuáis cogidos de la mano. Si el trayecto es largo, podéis preguntarle cuando veáis que quiere soltarse : Y ahora a ¿quién quieres darle la mano?. Y repetís el juego.

Una vez en la calle podéis proponerles más juegos para distraer su atención de la conducta que no queréis que tenga (correr, no ir de la mano):

  • Vamos a adivinar el color de los coches que pasan por la calle
  • Vamos a reconocer los números (los que conozcan) de cada portal
  • Vamos a buscar la letra de tu nombre en los carteles de las tiendas, o la M de mamá, ahora la P de papá,etc.

¿ME AYUDAS A COMPRAR?

 Comprar con ellos es doble batalla muchos días. De hecho, preferís dejarlos con alguien e ir sin ellos, pero a veces nos tienen que acompañar… Pues a jugar

Cuando lleguéis a la tienda, le pedía que os ayude a buscar algunos de sus productos favoritos. Enseñarle alguna foto del producto les ayudará a reconocerlos en las estanterías.

Podéis darle un carrito pequeño de la compra (de juguete) y que meta en su carro algún producto de los que haya encontrado. Si no tenéis carrito, utilizar algún bolso o mochila que les guste mucho.

 

Os retamos a usar la imaginación para inventar con ellos juegos nuevos que os sirvan para establecer vuestras propias rutinas/normas, y canciones o rimas para acompañarlas.